
José Pérez de Lama
Hace veinticinco o treinta años comenzaba la era del Internet popular (en 1995 usé el primer navegador, Mosaic, me lo enseñó mi amigo Antonio Mendoza en Los Ángeles). Se especulaba entonces que los ordenadores eran herramientas o instrumentos con los que pensábamos, que condicionaban la forma en que pensábamos. Y los defensores del software libre (desde 1985) defendían que, siendo así, tendríamos que conocer bien esas herramientas. O al menos que esas herramientas con las que pensábamos deberían estar hechas por gente en la que confiáramos, y que para eso debían estar escritas con código abierto para que la gente que sabe pudiera ver cómo funcionaban, y que no tuvieran, por ejemplo, «puertas traseras». Era la época del software libre frente al software propietario. Del sistema operativo GNU-Linux frente a Windows y Apple.
Años después aparecieron las redes sociales. Las primeras como Indymedia (1999) eran autogestionadas y colaborativas. Las plataformas estaban hechas con software de código abierto, libre, que se compartía globalmente. «Las redes son nuestras», dice el título del estupendo libro de Marta G. Franco, recordando y reivindicando, entre otras etapas, aquellos años de la WWW.
De las «redes sociales» podemos decir un poco como decíamos de los ordenadores. Son lugares en que nos encontramos y comunicamos con otras personas. En la comunicación, en buena parte, construimos cómo somos, como individuos y como sociedad. En consecuencia, de forma parecida a lo que habíamos pensado del software, esperábamos que las redes fueran razonablemente libres, que tuvieran como objetivo ser lo más transparentes y democráticas que fuera posible. (Podrían consultarse, por ejemplo, las normas con que se organizaba la red global Indymedia.)
Después de aquellas primeras redes «que eran nuestras», vinieron las redes comerciales, empresariales o corporativas, que con el tiempo se convertirían en la base de lo que ahora llamamos las Big Tech, las empresas más ricas y quizás más poderosas del planeta. Estas redes de todxs conocidas, pasado el tiempo, tras atraernos con su uso gratuito y sus muchas posibilidades, hemos acabado comprobando que por desgracia han aprovechado su atracción para manipular a sus usuarios para fines comerciales o políticos, para apropiarse de forma engañosa de nuestros datos, para someternos a vigilancia, y para promover más o menos veladamente sus propios intereses políticos conservadores y supremacistas (Gebru). Vemos además cómo, gracias a estas redes sociales algunos personajes, la llamada «broligarquía» (la oligarquía de los tech bros), se han convertido en los mas ricos del mundo, la nueva clase de los billonarios. Y finalmente, hemos visto como estos billonarios han aparecido en primera fila apoyando al nuevo presidente de los EEUU, un personaje que promete ser nefasto para las libertades y la democracia y para la crisis climática, entre otras cosas.
Así las cosas, se está produciendo una movilización global para cortar nuestra dependencia con las redes corporativas y el Internet — y la vida — colonizados por la broligarquía de Silicon Valley, y volver a construir unas redes que sean nuestras, de todxs. Esta nueva red distribuida-descentralizada, diríamos que autogestionada colaborativamente por «la multitud», es lo que pretende ser el Fediverso (ver referencias al final). Y el equivalente a Tuiter — últimamente X, la red que compró el billonario que alienta a su público ¡con el saludo nazi! — es Mastodon. Entre los diferentes lugares del Fediverso, Mastodon es de momento donde se centra la actividad tecnopolíticamente más interesante. Pero el Fediverso viene incorporando poco a poco alternativas a la mayoría de los principales servicios de la Internet corporativa.
Estos días tiene lugar la primera «FediFiesta intergaláctica» para celebrar la migración progresiva del Internet colonizado y propietario a este nuevo intento de un Internet más libre. Y esta es mi modesta contribución a la celebración.
Por cierto, mi dirección en Mastodon es @osfa_2030@climatejustice.social
Algunas referencias
Convocatoria intergaláctica 1ª Fedifiesta, diciembre de 2024, en: https://critical-switch.org/posts/convocatoria-fedifiesta/
El Fediverso en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Fediverso
Fedi Tips. An Unofficial Guide to Mastodon and the Fediverse, en: https://fedi.tips/
Marta G. Franco, 2024, Las redes son nuestras. Una historia popular de internet y un mapa para volver a habitarla, Consonni, Bilbao
Simona Levi, 2024, Digitalización democrática. Soberanía digital para las personas, 2024, Rayo Verde, Barcelona
Timnit Gebru & Émil P. Torres, 2024, The TESCREAL bundle: Eugenics and the promise of utopia through artificial general intelligence en: https://firstmonday.org/ojs/index.php/fm/article/view/13636
Sobre los primeros años de las redes libres pueden verse también mis libros:
José Pérez de Lama, 2006, Devenires cyborg. Arquitectura, urbanismo y redes de comunicación, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla
______, 2024, Máquinas rebeldes. Sobre arquitectura, redes y digitalización, Recolectores Urbanos, Málaga
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