Páginas interiores del número 56 (2024) de la revista The Funambulist – “Bulldozer Politics”. Fuente: https://thefunambulist.net/magazine/bulldozer-politics
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Reseña de la revista The Funambulist, núm. 56, noviembre diciembre de 2024 Bulldozer Politics (ediciones en inglés, francés y español)
José Pérez de Lama
Me suscribí recientemente a la revista The Funambulist, una publicación que venía siguiendo en redes varias desde hace años, especialmente desde que en 2014 publicaron algunos mapas de mucho interés sobre Gaza y Palestina (https://thefunambulist.net/editorials/palestine-infrastructural-and-militarized-cartography-of-gaza ). Con colegas de hackitectura y de la Escuela de Arquitectura de Alicante habíamos hecho un trabajo parecido algunos años antes (2009: puede aún verse un vídeo online sobre aquél trabajo: https://youtu.be/NvrXM8k11Mg?si=MagNXXyMzyg2lIG1 ).
The Funambulist es una revista de arquitectura bastante singular. En su web se presentan diciendo que son «una plataforma que trabaja con las políticas de los espacios y los cuerpos». Como aclaración añadiría que tratan de temas coloniales y poscoloniales, y de lo que parafraseando a Achille Mbembe podría llamar «necrourbanismo», prácticas urbanísticas relacionadas con la violencia, la dominación, la destrucción y la muerte, con un foco importante, aunque no exclusivo, en el Sur Global. Muy intensa.
Me llamó la atención más aún de lo normal el tema de su último número (noviembre-diciembre de 2024), «Bulldozer Politics». La hipótesis del número, a grandes rasgos, es que los bulldozer, las familiares máquinas que solemos ver en grandes obras por nuestras ciudades, no son meras máquinas para hacer movimiento de tierras o demoliciones previas a una obra, sino que son elementos característicos de ciertas estrategias de producción espacial y distribución de los cuerpos. Es decir, que el trabajo de los bulldozer no se limita a la aparente creación de escombros y desorden, sino que son usados para la producción premeditada de ciertos espacios y relaciones. Desde luego también para la destrucción de ciertas partes de la ciudad y del territorio, — rebeldes o que simplemente no encajan en los planes del sistema — y su sustitución por otras.
El tema me llamó la atención porque vengo siguiendo en detalle el actual genocidio-urbicidio de Gaza. Y a través de otro medio de comunicación también alternativo, The Electronic Intifada, las acciones constantes de la resistencia armada palestina sobre el terreno. Parte importante de estas acciones es el ataque y frecuente destrucción de los vehículos acorazados sionistas — entre los que destacan tres, los tanques Merkava, los vehículos para transporte de soldados Namer, y ¡los bulldozer Caterpillar D9!. Los D9 son atacados con odio por los guerrilleros, y se puede comprender bien por qué: están haciendo tabla rasa de gran parte de las ciudades y pueblos de Gaza. The Funambulist dedica un buen artículo a los D9. Caterpillar, que nos suena como una marca casi familiar, viene fabricando máquinas similares para los militares desde los años 40, cuando se empezaron a emplear en el campo de batalla por parte del ejército estadounidense en el Pacífico. Desde 1949, al año siguiente de la Nakba – cuando los sionistas convirtieron en refugiados, expulsándolos de sus pueblos, a cientos de miles de palestinos -, Israel se convirtió en el mejor cliente militar de la empresa estadounidense, acorazando los vehículos y desarrollando nuevos modelos — para su conducción remota, o de menores dimensiones, para su uso en medios urbanos más densos (artículo From the Pacific War to Urban Clearance, a Short History of Bulldozers. A Conversation with Francesca Russello Ammon, pp. 46-53).
Los Caterpillar D9 miden 8 m de longitud, 4 m de alto y 4.60 m de ancho. Pesan 60 toneladas. Tiene una pala frontal de 1.80 m de alto y detrás, como una especie de escorpión, un brazo articulado con un martillo neumático en el extremo (rear ripper), como un arado, que puede hacer surcos de 1.70 m de profundidad, una herramienta que se usa especialmente para destruir las infraestructuras palestinas (vías de comunicación, abastecimiento de agua, saneamiento…), esto es, para hacer inhabitables estos territorios (pp. 22-23; ver también: https://en.wikipedia.org/wiki/Caterpillar_D9 «Military applications»).
Siguen unas notas del texto principal del número, del director de la revista Léopold Lambert, Bulldozer Politics. Introduction (pp. 22-35). Recupera Lambert aquí un texto de 2014 donde ya había planteado el tema en un breve libro publicado en francés. Para dar una idea de la importancia de la política del bulldozer en el proyecto territorial — de desterritorialización palestina y reterritorialización sionista podríamos decir usando la vieja terminología — tras una introducción en la que explica la hipótesis del número, narra una serie de episodios de la guerra contra Palestina — 1948, Lubya (Galilea); 1967, Jerusalén; 1971, Rafah; 2002, Jenin; 2014, Idhna (Cisjordania) — en los que se ejemplifica el uso de las demoliciones para echar a los palestinos y tratar de borrar las huellas de su existencia histórica creando asentamientos de colonos en su lugar, o para disciplinar brutalmente a los palestinos y sus espacios urbanos. Algunas citas de esta parte inicial:
«La idea era mostrar que el ejército israelí produce ruinas palestinas de acuerdo con una estrategia clara y precisamente proyectada, en contraste con el aparente caos indiscriminado de los escombros creados por las demoliciones».
«Este proceso de produccón de ruinas se convierte en algo parecido a su opuesto, esto es, en algo así como un proyecto arquitectónico según los practicaría cualquier arquitecto.»
«Aquí tenemos que deshacernos de la imagen simplificadora del caos que normalmente asociamos a lo destrucción y la ruina, y en su lugar pensar en el contexto de estrategias militares precisas, concebidas para el largo plazo, destinadas a controlar tanto el entorno como la distribución de los cuerpos en el espacio.»
«En Palestina [los bulldozer] han sido una verdadera arma de guerra desde una fecha tan temprana como 1949, cuando los israelíes empezaron a demoler las ruinas de los numerosos pueblos palestinos de los que habían expulsado a sus habitantes el año anterior.»
«Fundada en 1925, la empresa estadounidense Caterpillar lanzó en 1954 un nuevo modelo, el llamado Caterpillar D9, que desde entonces ha afectado las vidas de cientos de miles de palestinos». Si pensamos ahora en Gaza, con 2 millones y pico de habitante y cerca del 90% de la población múltiples veces desplazada, entre bombardeos y demoliciones, quizás entonces habría que decir de millones de palestinos. Si entramos actualmente en la web de Caterpillar el discurso es sin duda muy otro, y cómo no, habla de contribuir a un mundo mejor y más sostenible.
Lambert finalmente menciona que Ariel Sharon, uno de los grandes «villanos» israelíes en su lucha por la eliminación de los palestinos, recibió el sobrenombre de Arik the Bulldozer.
Cierra el autor su texto con una foto y un comentario que nos hacen sonreír discretamente. En la operación llamada Al-Aqsa Flood, del 7 de octubre de 2023, en la que las milicias de Hamás rompieron y burlaron la frontera ultratecnológica que encerraba Gaza, excavadoras palestinas derribaron la valla en múltiples lugares, para a continuación desarticular completamente -durante un cierto tiempo- la División Sur del hasta entonces invencible ejército sionista.
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CC-BY 4.0. Este post está escrito y editado por un humano sin uso de ML/IA. Está producido con software libre, en un servicio de infraestructuras independiente — maadix.net — y servido a la web con energías renovables.
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