Bruno Latour en 2019. Fotografía de Mathieu Genon/Opale. Fuente: https://www.philomag.com/dossiers/bruno-latour-penseur-planetaire
Bruno Latour, 2010, Steps Toward the Writing of a Compositionist Manifesto, disponible en: http://www.bruno-latour.fr/node/140.html | accedido el 22/052024
Lo que sigue son notas tomadas del texto de Latour… traducidas por el autor del post. Un objetivo es pensar sobre la aplicación de esta idea de composición a las clases de arquitectura, del área Composición Arquitectónica.
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Aunque la palabra composición sea un poco larga y sinuosa, lo que está bien es que subraya que las cosas se tienen que poner juntas (latín componere) a la vez que mantienen su heterogeneidad.
También está conectada con compostura; tiene claras raíces en el arte, la pintura, la música, el teatro, la danza, y así está asociada con coreografía y escenografía; no está demasiado alejada de «compromiso» o compromising [alcanzar un acuerdo haciendo concesiones] conservando un cierto sabor de diplomacia y prudencia. Hablando de sabores lleva el fuerte pero ecológicamente correcto olor del compost, precisamente por la descomposición activa de muchos agentes invisibles…
Sobre todo, la composición puede fallar y retiene así lo que es más importante de la noción de constructivismo (una etiqueta que podría haber usado también, si no estuviera ya cogida por la historia del arte). Así desvía la atención de la irrelevante diferencia entre lo que está construido y lo que no, y la sitúa sobre la diferencia crucial entre lo que está bien o mal construido, bien o mal compuesto. Lo que ha sido compuesto puede, en cualquier momento, ser descompuesto.
Del universalismo toma la tarea de construir un mundo común. Del relativismo, la certeza de que ese mundo común tiene que ser construido de partes absolutamente heterogéneas que nunca harán un todo, sino en el mejor de los casos un material compuesto, frágil, revisable y diverso.
[Para los composicionistas] la continuidad de todos los agentes en el espacio y el tiempo no es algo dado como lo era para los naturalistas: tiene que componerse, despacio y progresivamente. Y aún más, componerse de piezas discontinuas. No sólo porque el destino humano (microcosmos) y el destino no-humano (macrocosmos) estén ahora enredados como todo el mundo puede ver (al contrario del extraño sueño de la «Bifurcación»*), sino por una razón más profunda de la que depende la captura de la creatividad de todas las agencias: las consecuencias superan a la causas, y este desbordamiento debe ser respetado en todos lados, en todos los dominios, en todas las disciplinas y para todo tipo de entidad.
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- Latour llama «Bifurcación» —- con A.N. Whitehead — a la separación radical entre naturaleza y cultura pretendidamente hecha por los modernos.
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