Theodor W. Adorno: «Para Marcel Proust»

Theodor Adorno en la playa. Imagen publicada por Samantha Rose Hill en su cuenta de Twitter en 2022.

Reproduzco con una traducción propia el primer [mini]capítulo de Minima Moralia, de Theodor Adorno, escrito en 1944. Me identifiqué con algunas de las cosas que cuenta. Adorno las debería considerar importantes cuando las usa para empezar su libro. Para la traducción estuve contrastando el original alemán, con la traducción al inglés de Verso (E. F. N. Jephcott) y la española de Taurus (J. Chamorro Mielke). Sigue Adorno a a partir de aquí.

______

1

Para Marcel Proust. – El hijo de padres acomodados que, ya por talento ya por debilidad, se dedica como artista o como hombre de letras a la así llamada vocación intelectual, pasará especiales dificultades entre los que desagradablemente reciben el título de colegas. No es sólo que se dude de su independencia, se desconfíe de su seriedad, y se sospeche de que sea un enviado de los poderes establecidos. Estas sospechas no dejan de reflejar resentimiento, aunque la mayoría de las veces puedan verse confirmadas.

Las verdaderas resistencias, no obstante, están en otro lugar. La ocupación con cosas de la mente se ha convertido ya en una cosa «práctica», en un negocio con una fuerte división del trabajo, especialización y entrada restringida. La persona económicamente independiente, que elige esta profesión por su rechazo a tener que ganar dinero, no está inclinado a reconocerlo [que las cosas de la mente se hayan convertido en un negocio]. Por eso será castigado. Él no es un «profesional», en la jerarquía competitiva lo clasifican como un diletante por muy bien que conozca su campo, y si quisiera hacer carrera, tendría que superar , en cuanto a la estrechez de miras, incluso al más obstinado de los especialistas. La suspensión de la división del trabajo a la que se siente inclinado, y que su situación económica, dentro de ciertos límites, le permite satisfacer, está particularmente mal considerada: delata su desafecto por las normas socialmente sancionadas. Y la orgullosa competencia no permite este tipo de actitudes.

La departamentalización del espíritu es un medio para deshacerse de éste ahí donde su ejercicio no viene establecido de oficio. [La departamentalización] cumple su función de forma aún más robusta, en tanto que aquellos de rechazan la división del trabajo—aunque sea tan sólo disfrutándolo— son vulnerables a sus estándares [los de la departamentalización] por las mismas razones que en otras situaciones podrían suponer su superioridad.

Así se defiende el orden: unos tienen que cooperar porque si no no pueden vivir; y los que sí que pueden vivir son apartados porque no quieren cooperar. Es como si la clase de la que los intelectuales independientes han desertado se vengase imponiéndoles con insidia sus exigencias allí donde los desertores han buscado refugio.

______


Publicado

en

por

Comentarios

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *